lunes, 20 de junio de 2011

El escritor muere bajo la luna convertido en un híbrido de humano doméstico y fiera incontrolable. Paz niega su nombre y desata su furia contenida. El viento sopla, suena, sonríe y deshace los esquemas.

Caen los versos porque ya no suenan. Alguien llora una rima en un intento desesperado de encontrar la poesía. Las palabras no hablan. Suben, impulsadas por el viento, buscando la luna ... y, desorientadas, acaban asfixiadas en el torbellino que han formado el viento y mi respiración.


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